Se constata tanto en los registros históricos como en las civilizaciones presentes que en lugar de procurar alcanzar la Justicia en la sociedad y en sus individuos (es decir, que actúen con una conducta correcta y ejemplar), los sistemas judiciales se encargan de impartir una serie de sanciones reglamentadas en los libros sobre legislación (y que en ocasiones son modificados a convenir del sistema económico).
Para alcanzar esta Justicia debe educarse con aquellos valores del corazón: honestidad, respeto, protección, responsabilidad, rectitud, sinceridad, nobleza, etc.
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